Cómo el Parque Conguillio favorece la producción local de alimentos chilenos.

Si vives en Chile o alguna vez fuiste de visita, debes haber escuchado acerca del Parque Conguillio como una de las bellezas turística más representativas de la región de Araucanía.  Pero sus árboles milenarios y diversa vegetación, no son las únicas cualidades que tiene esta reconocida zona.

La riqueza natural de sus suelos, lo han convertido en una pieza clave para la producción local de alimentos en Chile. Con una extensión de más de  60.832 hectáreas, cubiertas por lagos, araucarias e incluso el volcán Llaima. Las bondades de sus tierras y el clima característico del sur del Chile, se extienden más allá de los límites del parque.

¿Qué hace tan especial al Parque Conguillio?

Hace un par de años la BBC catalogó al Parque Conguillio como “uno de los últimos refugios del mundo en preservar el paisaje donde vivieron los dinosaurios”. Y no es para menos. Este parque no solo cuenta con una flora y fauna únicas. Sus lagos, lagunas y el volcán Llaima con una altitud de 3.195 m, lo convierten en uno de los ecosistemas más exóticos del mundo. Su suelo rico en nutrientes y minerales llena de vida todo lo que crece en los alrededores de la Araucanía.

Además, su clima único que va de Templado-Cálido a temperaturas bajo cero cuando se supera la altura de los 1400 m en cumbres y cerros, permite que la vegetación que crece en el Parque Conguillio sea muy diversa durante todos los meses del año.

Un paraíso para la agricultura y productores locales: las zonas aledañas como la comuna de Victoria, Gorbea, Collipulli y Lautaro de la región de Araucanía, son de las que mejor aprovechan las riquezas naturales que comparte el Parque Conguillio a través de sus suelos.

De hecho, las propiedades nutricionales de las tierras para los cultivos que allí se desarrollan, son ideales para la producción de frutas como el arándano, cerezas, avellanos, frutillas, moras y frambuesas.

¿Pero en qué se diferencian de otras frutas cultivadas en suelo chileno?

Cada vez son más los productores locales que deciden cultivar estas tierras con berries. La razón es que el “terroir” (combinación única de suelo, clima, especie y manejo agrícola) de todo lo que se cultiva en esta zona, le da un sabor único a  algunos frutos silvestres o “berries”. Y así lo destaca el ingeniero agrónomo de Ciren (Centro de información de recursos naturales de Chile) Horacio Merlet, quien desde hace varios años estudia las potencialidades frutales estas especies, frente a las características del suelo y clima de la región. 

¿Puede el clima y el suelo mejorar el sabor de las frutas?

Si te gusta degustar las diferentes notas de sabor del vino, sabrás que aunque todos están hechos de la misma fruta (uvas), el sabor puede cambiar significativamente, dependiendo del tratamiento que se le haya dado al cultivo, las condiciones climáticas y las propiedades nutricionales del suelo. Sobre todo en las frutas que contienen pruina en su superficie como las manzanas, los arándanos, las uvas o la ciruela.

Esta sustancia es en realidad una especie de cera (es por esto que cuando las frotamos quedan brillantes), capaz de absorber los aromas de los árboles que están cerca de los cultivos. Imagina entonces, ¿cómo será comer un arándano, o una manzana que tenga una parte de los milenarios árboles que crecen en el Parque Conguillio y que transportan su aroma a través de los vientos a toda la región de Araucanía?  Sin mencionar que el clima cálido de meses como diciembre (cuando aumenta la producción de “berries”) impiden que se acumule acidez en la fruta y que su sabor se vuelve especialmente dulce. ¿A quién no se le antoja probar las frutas que se producen en esta zona con un ecosistema tan diverso y suelos ricos en minerales?

Estamos convencidos de que todo lo que se produce en la región de Araucanía, es muy especial y merece la pena probarlo.